“hablar por hablar, tú lo sabes, Mario,... pero tú eres así, hijo, ya se sabe, para algunas cosas a lo grande. Tenías que oír a Valen, Mario, se troncha, fíjate, de la devoxión de la Doro por ti,,,” (Miguel Delibes, Cinco horas con Mario, pàg. 100.)
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